lunes, 13 de abril de 2015

Fuego Con Fuego 2



Wilfredo
El teléfono sonó. Solo la familia tenía este número y Wilfredo no conocía el que aparecía en el identificador de llamadas, levanto la bocina y escucho a Vanessa. Colgó molesto y por el intercomunicador, ordeno que un par de sus hombres fueran a recoger a su hija de inmediato. Se echó hacia atrás en su silla y observo el plafón de su oficina, mientras temblaba de rabia. Vanessa no era su única hija, este era su tercer matrimonio y en los dos anteriores también había procreado, pero Vanessa le recordaba mucho a su propia madre y le hacía sentir un amor especial y consintiendo a esta, intentaba retribuir las penas de aquella.
Wilfredo nació y creció en un barrio popular, allá al sur del continente. Apenas aprendió a leer y escribir. Desde pequeño pasaba más tiempo en la calle que en su casa, aprendió a sobrevivir y cuando logro acomodarse en el cartel local, se mostró leal y eficiente, fue madurando y escalando posiciones, nunca lisonjeo a un superior pero tampoco se negó a cumplir órdenes, se ganó el respeto de sus superiores tanto como el de sus subordinados y cuando el cartel se expandió en el continente, él fue el elegido para representarlos y asentarse en este país.
Los muchachos se reportaron, ya tenían salva a la niña y habían mandado a la chingada al pinche noviecito puto. Cuando Vanessa llego, le pidió le relatara nuevamente el asalto y cuando ella decidió narrar el abuso de que fue víctima, el estallo en furia. Su hija no era una santa, seguro cogía desde tiempo atrás, pero debía ser ella quien decidiera quien le podía agarrar las nalgas. – ¿Llego el zurdo?-Pregunto.
- Ya salió. Señor.
- Llámalo y que regrese de inmediato.

El Zurdo.
Se llamaba Isabel ¿Qué padre en su sano juicio, pone a su hijo menor Isabel? Desde que tenía uso de razón El zurdo recordaba burlas por su nombre y de a poquito fue convenciendo a chingadazos a sus amigos de que era mejor llamarlo `por el apodo de el “Zurdo”. Ahora cuarentón y en la capital, había logrado más de lo que en aquellos años imaginara. Con esfuerzo y arriesgando la vida, se posiciono en el cartel de su estado. Era confiable y decidido, transportaba lo que hubiera que transportar y eliminaba a quien hubiera que eliminar. Jamás opinaba. Escuchaba y ejecutaba y cuando El Señor Wilfredo llego al país para representar a los suyos, El Patrón le asigno una guardia de seguridad en la que el “Zurdo” estaba incluido, cuando El Señor Wilfredo, se asentó en la capital del país, El patrón le cedió permanentemente al “Zurdo” con estas palabras.- Te llevas al más cabrón y te lo llevas porque cuando lo conozcas sabrás te nunca te traicionara y tampoco me traicionaría a mí, así que aquí tienes un cabron en el que puedes confiar.
La voz del “Abulón” le informo a través del celular las órdenes del Señor  y el Zurdo Resignado dio vuelta al auto y regreso a la residencia.
Bryan vivía en un departamento de interés social, en realidad eran tres, todo un piso de ese edificio, con dinero en mano y la fama de siempre andar armado , no le costó ningún trabajo comprar a sus vecinos y consiguió albañil para tumbar paredes e ir comunicando los departamentos, el exterior lo dejo tal cual pero los interiores los remodelo por completo, cambio muebles decoro al gusto de su mujer, desde que se le ocurriera lo de los autos, la banda se fue pa’rriba y el tenia ingresos de unos  tres mil pesos diarios (No siempre robaban autos) Leticia su mujer recibía un gasto de mil pesos diarios y el no preguntaba que hacía con ellos, mientras ella no preguntara que hacia él con su dinero.

Leticia
Estudiaba en la misma secundaria que Alexander, el hermano menor de Bryan y conoció a su marido precisamente por Alexander. Bryan fue su primer hombre, se entregó a él antes de vivir juntos y cuando se embarazo, el de inmediato la llevo a vivir a la casa de los padres de él (Si a un departamentito donde vivían seis personas incluida ella se le puede llamar casa) Hasta la fecha no estaban casados ,pero ella no temía por su matrimonio, su marido había tenido incontables aventuras en los cinco años de amasiato y las vecinas se encargaban de informarle de ello, pero a Leticia no le importaba, él siempre llegaba a la casa y con los bolsillos llenos, a los niños nada les faltaba y ella se vestía como siempre le había gustado (Ropa corta y entallada) Al principio y cuando aún vivían con sus suegros, el dejo claro que el vestir de su mujer era a gusto de él y nunca se volvió a tocar el tema.
Wilfredo ordeno que solo dos hombres cuidaran las puertas de la residencia y los demás se presentaran en su oficina, ahora todos sabían del robo y sobraban sugerencias para cobrar la ofensa, pero la niña no había visto bien a los ladrones y la organización no tenía influencia en esa zona, mientras los custodios planeaban acciones disparatas intentando impresionarlo, Wilfredo esperaba en silencio la llegada del zurdo. Por la ventana lo  vio rodear la casa para entrar por la puerta de servicio, esa era la diferencia, los otros custodios aprovechaban la menor oportunidad para entrar por la puerta principal, pero el zurdo siempre respetaba las reglas, en cuanto lo vio entrar en su oficina se puso de pie y exclamo.- Unos pinches raterillos le quitaron el carro al novio de la niña y la tiraron al piso y esa pinche humillación no me la voy a quedar, ¿Cómo le vamos a hacer?
El Zurdo pidió a Vanessa las referencias del lugar y asintió seriamente. Miro directamente a Wilfredo y con seguridad afirmo.- Yo me encargo, voy a necesitar el deportivo rojo.
Los ojos de Wilfredo se iluminaron con la comprensión (Este cabron les va a poner un cuatro, Que chingon es).- Y ¿yo como sé que se cumplió el trabajo?- Dijo retador pero se sentía muy satisfecho con la idea.
- Pues solo que le traiga fotos o algo así.- Respondió dubitativo el Zurdo.
Wilfredo pareció recién descubrir la presencia de los escoltas y exclamo.- ¡Bueno a trabajar! ¿Qué hacen aquí perdiendo el tiempo? ¡Vamos, vamos a sus lugares!
Desconcertados, salieron de la oficina todos menos el Abulón.- Disculpe jefe. Yo opino que es mejor que el zurdo vaya acompañado y sirve que hay testigo de que cumple el trabajito.
.- Claro que va a ir acompañado.- Dijo Vanessa.- Yo pienso ir con él. -La sorpresa enmudeció a los tres hombres en la oficina.- Y si quieres yo grabo lo que suceda, tengo la cámara más moderna y compacta.
- Eso ni en sueños.- Descarto Wilfredo seriamente.

Continuara...

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