jueves, 24 de julio de 2014

¿Conquistas? Archivo de Audio


En busca de complacer a mis lectores y buscando facilitar a quienes tienen problemas para leer, decidi probar nuevamente los archivos de audio en la voz de Carlos (Loquendo)
Iniciamos pues, con la primera parte de una de las historias mas exitosas en la historia de la pagina.
Descarga desde Aqui  O Escuchalo en Linea Aqui

Los hombres suponemos ser, quienes llevan las riendas en el trámite amoroso. Presumimos de conquistar a las mujeres, sin darnos cuenta de que en realidad, somos nosotros los seducidos.

Como decía Don José.
- Las viejas son el diablo, chamaco. Te hacen creer que son débiles e inocentes y utilizan todo su atractivo físico para esclavizarte y cuando te das cuenta, ya te usaron hasta que se aburrieron de ti y te mandaron a la chingada sin siquiera pestañear.

Sentí un movimiento en la cama y luche por despertar, mis parpados se negaban a separarse y mi cerebro parecía estar siendo exprimido, rodé hacia mi izquierda y te vi, de pie, vistiéndote. Lucias un poco molesta y parecías querer disimularlo
- ¿Que haces?- Pregunte.
- Ya me voy.
-¿Por Que? Quédate otro rato.
- ¿Estas loco? Ya son las once y media, no debe tardar en llegar tu mamá. No se como pudimos dormirnos.
- No te preocupes, mi madre viene hasta mañana en la noche, siempre que visita a la familia, se queda a dormir el sábado.
-De todas formas, ya tengo que irme es tardísimo y yo solo salí a comprar un sope. Mis papas han de estar bien enojados.
-Te acompaño. Permíteme vestirme
- No hace falta, si quieres duérmete. Yo puedo irme sola. (Mirándome, como diciendo- Nomás te atreves a quedarte. Hijo De La Chingada)
Me levante y recogí el pantalón del piso, después de dar una ojeada alrededor de la cama, decidí tomar una camisa del cajón, ya que la que traía puesta no supe donde quedo.

-De verdad. Si no quieres acompañarme, no es necesario. Yo puedo irme sola, además yo fui la que se vino a meter sin invitación.

1983. Sábado por la tarde, después de una semana de trabajo, regresaba a casa, cansado pero con la bolsa alegre. El camión me dejo un pueblo antes del mió y caminaba rumbo a casa, cuando la encontré. Lucia muy bella, con una blusa blanca y un pantalón "strecht" de mezclilla negra. (Seguramente marca Edoardo’s) Nos conocíamos de tiempo atrás. (En épocas de secundaria. Teníamos la misma edad y éramos de la misma generación, aunque de diferentes grupos.) Me vio y se quedo parada, esperando para saludarme.
-¿Como has estado?- Interrogo dándome la mano, y mirando el libro en mi mano izquierda, agrego- ¿Sigues leyendo?
- Es como un vicio. No se deja tan fácil. ¿A donde vas?
- Por un sope que se me antojo.
-¿De antojo, ya?- Pregunte con intención.
- Si, pero no por lo que te imaginas.- Sonriendo seductora. Su cuerpo dominaba un lenguaje mucho mas amplio, que la mayoría de las chavas que yo conocía. Generalmente me dejaba pensando en ella un par de días después de cada encuentro. No era la más bonita, pero era muy atractiva y manejaba a la perfección sus coqueteos, manteniendo siempre la distancia adecuada, para no permitir que le faltasen al respeto.

-La última vez que nos vimos, quedaste de prestarme el que leías, en cuanto lo terminaras, y todavía estoy esperando. -Reclamo sonriente
- ¿Cual era?
- No me acuerdo. Me dijiste que estaba muy bueno.
- No, pos si. Con ese dato seguro doy con el de inmediato.
-Ya, payaso. ¿A poco tienes muchos?
- Mi madre opina que si.
-¿Pues cuanto te dura un libro?
- Una semana, a veces más, a veces menos. Depende de las páginas y lo interesante.
-Pero son caros. ¿A poco te compras uno cada ocho días?
- Los compro en las segundas. Así no sale tan caro.
- Bueno. ¿Y que necesito hacer para que me prestes el libro que dijimos?
- Pues, esperar a que te hagan tu sope y mientras tanto voy y te lo traigo.
- ¡Ay, no! ¡Que Pena! ¿Como crees, que te voy a hacer dar la vuelta?
- Esta bien. No te preocupes, a mi me gusta caminar. El único inconveniente es que, no recuerdo el titulo. Pero igual y te traigo un par que están muy buenos y escoges el que mas te guste.
- ¿Y por que no me prestas los dos? ¡Tacaño!
- Te presto los que quieras. ¡Que caray! ¿Donde vas a comprar tú sope?
- Lo compro al rato. Ahorita mejor, voy contigo por el libro.
-¿A mi casa?
- O hasta china, pero hoy me prestas un libro. Fíjate, manito.
-Ándale pues, vamos por el.
Y caminando y conversando, hicimos el trayecto hasta mi casa. Un par de vecinas que encontramos nos miraron suspicaces. Preguntándose, tal vez, si andábamos.
- ¿Con quien andas? ¿Es de acá? -Pregunto. Sacando a colación el tema mas sobado a esa edad. La pregunta me sorprendió y apenado, respondí.
-No tengo novia.-Estaba en medio de una de mis peores rachas y tenia como seis meses de no agarrar ni un resfriado.
- ¡Hay si! ¡Ya parece! Si me acabo de encontrar con Perla y me dijo que anda contigo.
-¿Quien? ¿Cuando? ¿Donde?
-¡Ya payaso!- Dijo divertida- A ti no se te quita lo cotorro. ¿Verdad? No te hagas el que la virgen te habla. Bien que sabes de quien te estoy hablando.- La susodicha, era una ex compañera de escuela, que ambos conocíamos, pero nunca lleve un noviazgo con ella, A decir verdad, ni el saludo nos dábamos, regularmente me agredía verbalmente y me demostraba toda la antipatía del mundo. Ahora que ya no coincidíamos, casi la había olvidado, y el saber que presumía de un noviazgo conmigo me sorprendió cantidad. Sin saber que actitud asumir. (No fuera que mi bella amiga estuviera inventando, para sacar información) Exprese. - Esta enfriando la tarde, ¿No crees?
-Hazte menso. ¿Andan o no?- Hacia nosotros caminaban un par de tipos con apariencia de albañiles (Yo he pasado la mayor parte de mi vida productiva, trabajando en la construcción, si bien, un 80 por ciento en ventaneria. también anduve probando otros oficios y reconozco de inmediato a otros constructores) Desde que los vi venir, note su actitud de perdonavidas y su forma de mirar a mi amiga me molesto. Ella no les dio importancia y continuo caminando indiferente, pero al cruzarnos y quedar ellos detrás de nosotros, escuche decir a uno de ellos.
- Adiós a las dos.- Ya esperaba algo así, y el que un par de pendejos venidos de no-se-donde, me quisieran agandallar con la vieja, en mi propia colonia me encabrono, y volteando los enfrente.
- ¡¿Que dijiste?!- Sabiéndose en superioridad numérica, el mayor de ellos. (Un tipo ya cuarentón)Amenazo.
- Ni te pongas al pedo, porque te pongo en la madre.
-¡Pendejo! A mi no me espantas con tu paradito del Piporro. Pinché viejo ridículo.-Le espete y vi que atine donde le dolía. Sorprendido por la respuesta, miro a su compañero (Un pendejete, como de veintitantos, con la cara demacrada del típico "Drogo") esperando apoyo. Su cadavérico, acompañante solo pudo decir
-¡Chale!, ¡Chale! Si no viene solo.
-Se me hace que los dos me la pelan. Putos.- Dije suavemente y di un paso hacia ellos. Ambos retrocedieron y Marcela me tomo de un brazo, impidiéndome avanzar y al mismo tiempo rematándolos al decir.
- Ya déjalos. Son pinches tacuaros.
-¡Chale!-Repitió el huesudo - Lo que pasa, que te sientes chingón, porque estas en tu barrio. A ver, vamos a rompernos la madre en otro lado.-Su respuesta sonó tan infantil e inapropiada, que aproveche para burlarme.


>-¿En camión o caminando?-Esto provoco la risa de Marcela y la ira de los "Macuarros Infernales", por lo que el mayor, intentando salvar algún resto de dignidad. Declaro.
-Por hoy te vamos a dar "Viada" wey, pero la próxima te partimos la madre.
-¡Gracias! ¡Mira que amable! ¿Estas de promoción? (En algo tenían razón. Yo estaba en mi barrio y con el tiempo de mi lado, En cualquier momento pasaría uno o mas amigos míos y este par, iba a saber "Lo Que Es Amar A Dios, En Tierra Ajena". Seguramente, conscientes de eso buscaron la salida menos deshonrosa, diciendo.-Ya dale chance, carnal. Vamonos. Otro día, otro día.
-"Dale Chance" Ni que tu chingada madre. Se van por putos, no por buenos.- Los acorrale, arriesgando a que accionaran y me pusieran una madriza entre los dos, pero ya estaban "Blanditos" y solo se dieron vuelta, para después de unos metros, gritar-¡Otro día! ¡Otro día!
-¡Chinguen a su madre!- Les grite y Marcela silbo- Fi-fi-fu-fi-fi.- y estallamos en carcajadas. Ellos continuaron su camino, no sin antes devolvernos la mentada con el brazo.
- Hijole. Estas bien loco- Me dijo Marcela, con las mejillas encendidas y los ojos brillantes, mientras se me colgaba del brazo. Sentí la suave presión de su busto contra mi antebrazo y por primera vez pensé. (¿Y, si...?) Hice el pensamiento a un lado y la escuche interrogar.
-Digamos que se hubieran aventado. ¿Que hubieras hecho?
- ¿Yo? Nada. Correr en lo que me los entretenías.
-Ya, payaso. En serio.
-¿En serio? En serio me hubieran dado en la torre.
Y ya estábamos en mi casa, al ver que entrábamos al patio, soltó mi brazo inmediatamente y pregunto- ¿Aquí vives?
-Si. ¿No conocías?
La puerta estaba cerrada y toque, para evitar sorprender a mi madre, pero después de un minuto, saque mi llave y abrí.
-Pásale a lo barrido.- Invite.
-No se, parece que no están en casa y me da pena que no haya nadie.-Respondió
-Quizá están con mi tío Juan, o se fueron a la 201, a ver a mi abuelo. En todo caso ya estas aquí, ni modo de que no elijas el libro.
- Si. ¿Verdad? Pero ¿Que va a pensar la gente, si me ve entrar contigo, cuando no hay nadie?
- Que soy un suertudo.
-¡Ay, ya payaso! Contigo no se pude hablar en serio.- Y atravesó el umbral, volteo y me pregunto- A ver, quiero ver, ¿Donde se encuentran, esos millares de libros?
- Al fondo a la izquierda, podrá observar, mis lujosos aposentos, dentro de los cuales encontrara, una de las más surtidas bibliotecas del país.

Mientras reía y protestaba- Aha, como no. de veras estas bien loquito, mano.-Avanzo y haciendo a un lado la puerta entro directamente a mi cuarto. La seguí y al entrar tras ella, casi me voy de bruces al encontrármela en cuclillas observando el librero que tenia en forma de esquinero justo a un lado de la puerta. La sujete por los hombros, buscando apoyo para no caer y ella se puso tensa de inmediato. Yo me disculpe y note su rubor, por lo que me dirigí al librero del otro lado de la cama, era un librero muy rustico que un compañero de secundaria me vendió unos años antes y yo le tenia aprecio por ser una de mis primeras posesiones pagadas por mi. Estaba muy mal hecho el pobre con enormes aberturas en los saques y con los clavos a la vista, la madera no estaba cepillada y yo lo había pintado a brochazos con un poco de pintura que encontré en un botecito, esta solo alcanzo para una mano y al estar la madera tan bruta, en algunas partes, chupo mas que en otras y la pintura lucia muy dispareja, para algunas personas que lo habían visto parecía muy atractivo. Recuerdo el día que mi tío Pancho me sugirió comprármelo y yo decline la oferta. Como carecía de fondo, solo clave un par de clavos de unas cuatro pulgadas a la pared y de ellos lo sostuve. Al encontrar el libro que pensaba prestarle (El Misterio Del Triangulo De Las Bermudas Por Charles Berlitz) lo encontré sumamente apretado entre los demás libros y al jalarlo con fuerza para extraerlo, se recorrió el pequeño librero y pase un susto pensando que se vendría abajo, si bien era pequeño estaba atestado de libros y colgado a unos dos metros del piso, una pierna si me la podía fracturar fácilmente. Marcela al verme en apuros, acudió a auxiliarme y sin titubear se puso al frente mío y coloco sus manitas bajo el librero para sostenerlo. Yo agradecido tanto por su ayuda como por el contacto físico que esta provoco. Empuje el librero reacomodándolo y bromeando le dije.- Sostenlo mientras te doy un buen masaje. No vayas a soltarlo por que se nos viene encima y nos aplasta.- Su rubor se intensifico, pero no movió ni un músculo. Yo puse mis manos en sus muñecas y recorrí suavemente sus brazos, hasta llegar a sus hombros. Sentí como su cuerpo se sacudió y temblando me dijo- ¡Ya! Estate quieto o voy a soltarlo aunque nos aplaste.
- No te preocupes. Ya no se cae, ya esta bien firme.- La tranquilice.
Se giro y quedamos frente a frente. Observe el rubor de sus mejillas y la indecisión en su mirada, parecía esperar un motivo para quedarse ahí, a solo unos centímetros de mi. Con el contacto su blusa estaba desacomodada y la estática la adhería a su cuerpo, resaltando aun mas sus atributos físicos y haciéndola ver, aun mas hermosa.- Mira nada mas como se te arrugo la blusa- Comente-¿Es Seda?.
-Eso quisiera. Es satén, por eso se arruga así, eso es lo que no me gusta de esta tela, como se me pega.- Trato de despegarla jalándola con los dedos un par de veces y solo observo pensativamente como volvía a pegarse a su piel.
- Permíteme ayudarte- Bromee y tome su blusa con mis manos la jale suavemente en diferentes puntos aprovechando para acariciarla.
-Déjame- Dijo suavemente- No sirve de nada, siempre se vuelve a pegar.
-Es la estática. Necesita una buena sacudida- La rodee con mis brazos y friccione su espalda al tiempo que la atraía hacia mi, al encontrarse nuestros cuerpos la tela descargo la electricidad estática, dándonos un fuerte "toque".
-¡Ay! - se quejo - Ya déjame, no se que es peor, si los toques o tus "Manitas" pareces pulpo. No dejas rincón sin tocar.- Como jugando, intente reacomodar su blusa y pase las palmas de las manos por su pecho - ¡Ya! ¡Dije, Quieto! ¿Que no entiendes?-Protesto.
-Disculpa. Solo quería arreglarte un poco la blusa.
-¡Mira cuanta amabilidad! Así déjalo, yo puedo arreglarme sola.-se retiro un paso y fue como si, mi aliento la siguiera, ¡Que sensación de perdida tan grande! Se estaba escapando y yo no tenia ni la mínima idea de como retenerla. Mientras se alisaba la blusa con ambas manos note su mirada, pendiente de mi, pero disimulada y pude ver en sus pechos, la rigidez de sus pezones, a mi parecer ella también esperaba la continuación de esta pelea, desgraciadamente yo no sabia como iniciar el segundo round .-¿Donde esta un espejo?- Interrogo.
- Junto a la puerta hay uno pequeñito.- Respondí burlón. Ella al mirarlo, sonrió -Bueno no lo había visto. ¡Bah!.- El mohín con el que subrayo, me pareció absolutamente seductor y me hizo preguntarme nuevamente como podía retenerla, estaba a un tris de despedirse y dejarme con un palmo de narices. Se paro frente al espejo y se observo detenidamente mientras comentaba- ¡Que espejo mas bonito! (El espejo era un ovalo como de 60 centímetros de ancho por un metro de alto, que mi madre compro en un bazar y vaya que gustaba a nuestras escasas visitas) ¿Es muy antiguo?
- Antiguo si. Bonito no.
-¿No te parece bonito?
-Un espejo no es ni feo ni bonito. Es solo el reflejo de quien esta frente a el.- Colocándome a sus espaldas- Ahora que te refleja a ti es un espejo muy hermoso, pero si me refleja a mi-Colocando mi cara en su hombro- ¡Que espejo tan feo!- y la abrace.
-Ni tanto, ni tanto. No estas tan feo, pero si muy manotas. ¿No te amarraron las manos de chiquito?
-Si. Quizá por eso aprovecho ahora que las tengo sueltas.
El comentario pareció divertirla, aunque su risa sonaba demasiado fuerte y nerviosa. Afloje el abrazo y sin soltarla puse mi mano derecha en su hombro y ella la tomo con la derecha suya y haciéndose a un lado rodeo mi cintura con su brazo izquierdo. Camine hacia la cama y en ningún momento se resistió, nos sentamos y platicamos mientras mis piernas comenzaban a temblar por los nervios. Ella acariciaba suavemente mi mano con sus dedos, mientras mantenía la vista baja. Había que hacer algo y pronto. Eso lo sabia, Pero ¿Que? El tiempo se terminaba y en cualquier momento se despediría.
Continuara.........

No hay comentarios:

Publicar un comentario

linkwithin

Related Posts with Thumbnails