lunes, 26 de septiembre de 2011

Rolando ( 1ª parte)

Los tiempos cambian y las personas también, pero hay cosas que se mantienen inmutables y aunque al paso del tiempo nos convencemos de que "Todo tiempo pasado fue mejor" si vemos las cosas de manera objetiva notaremos que las mismas lacras que padecemos en la actualidad, las padecíamos en el pasado.

Mi recibimiento en la colonia Progreso Del Sur no fue el más amable de los que recibí anteriormente. Después del fallecimiento de mi padre, nos vimos en la necesidad de mudarnos con frecuencia, así conocí colonias como Tezompa (En Chalco) Santa Clara y la Progreso Del Sur. El cambio de casa tan continuo me confirmo que los consejos de mi padre debían ser tomados en cuenta

- Mira hijo, nunca permitas que te peguen sin responder madrazo por madrazo. si dejas que te peguen sin defenderte, te van a agarrar de pendejo y va a ser muy difícil convencerlos de lo contrario. Si te defiendes, aunque te partan la madre te van a tener respeto y en la calle el respeto es muy necesario. No es lo mismo madrear a un wey que no se defiende, que madrear a uno que responde, siempre se corre el riesgo de que el más pendejo te madree, pero solo el pendejo que se defiende. ¿Entiendes?
- Si, Pa'
- escúchame cabrón, tu madre te quiere hecho un santo y eso aquí en tu casa está bien, pero tarde o temprano tendrás que salir a la calle y está llena de cabrones y no quiero que te vean la cara de pendejo. Prométeme que te vas a defender.
- Si, Pa'
- Si llego a ver que te madrean y vienes chillando, el que te va a partir la madre soy yo. ¿Entendiste?
-Si, Pa'
-Se me hace que lo que te digo te entra por una oreja y te sale por la otra.

Pero no era así. Tu padre es la persona ejemplar que de ninguna manera quisieras defraudar y en ocasiones deseaba poder demostrárselo pero también me apenaba mi falta de agresividad, en realidad era un niño tierno y vulnerable que lo que menos deseaba era tener que pelear con nadie, pero al morir el y nosotros salir de la Metro me vi enfrentado a la realidad de la calle y a ser agredido incluso por niños menores, por el hecho de ser el chavo nuevo y aunque los consejos de mi padre me resultaban difíciles de seguir tuve que ponerlos en práctica. El segundo día en la vecindad, mi madre salió a entregar "Los Colchones" en La Merced recomendándome no salir de el cuarto donde vivíamos - No te vayas a salir, M'ijo, todavía no conocemos a nadie y no sabemos con qué gente estamos tratando, quédate aquí quietecito y cuando regrese te traigo unos tacos de suadero ("los Colchones" eran en efecto colchoncitos de plástico para bebe, que mi madre confeccionaba y vendía a unos locatarios en la merced, todos los días entregaba seis juegos de colchón y forro para el canasto llamado "Moises" y no siempre había tiempo para guisar, por lo que muy frecuentemente comíamos "Garnachas")
-Si Ma'
Pero a los ocho años, es muy difícil controlar tus impulsos y si estos te llevan hacia afuera, te convences de que solo saldrás a dar una vueltita por el patio y ya. Eso fue lo que pensé y aunque ya empezaba a oscurecer, decidí que nada podía pasarme mientras estuviera en el patio y camine buscando alguna distracción hasta llegar a la entrada de la vecindad, entonces escuche el barullo en el otro patio y de inmediato me encamine hacia allá. De pronto vi a una gran cantidad de jóvenes y niños entretenidos en sus juegos, los mayores jugaban juegos de contacto buscando impresionar a las muchachitas que estaban en el patio y juegos como el "burro entamalado" y "El Cinturón" eran adecuados para lucir su valor y destreza. Los niños practicaban diferentes juegos, pero a mí, me llamo la atención un grupito que jugaba canicas con bastante habilidad y me dedique a observar, mientras ellos jugaban y se reprochaban supuestas trampas y hacían gala de sus mejores tiros, yo iba emocionándome cada vez más a pesar de las miradas de antipatía que un par de ellos me dirigían y cuando un tiro que parecía casi imposible dio el blanco, fue tanta mi emoción que exclame -¡Hijo De María Morales! A lo que uno de ellos contesto-¿A quién le mentaste la madre? yo no podía creerlo, estaba tratando de hacer amistad y lo único que había conseguido era que me echaran bronca. Tratando de suavizar la situación, quise aclarar -Así se dice cuando un tiro esta bien chido. No se la mente a nadie.- Otro de los presentes (Primo del valentón) Exclamo- Voitelas este wey salió puto, Te tiene miedo Gatito- Risas y burlas entre los presentes y yo me sentía el mas infeliz de la tierra ¿Como Chingados me vine a ensartar en este pedo? y mientras las burlas resonaban en mis oídos y yo intentaba encontrar la manera de librar decorosamente este asunto, el gatito envalentonado me propino el primer empujón y al ver mi falta de respuesta, un segundo y un tercero. Yo de verdad no quería pelear y me solté llorando, lo que provoco más risas y burlas y no me quedo más opción que dar media vuelta y dirigirme a mi cuarto, seguido por los gritos de toda la chamacada de la vecindad. No hubo palabras de aliento, no hubo consuelo por parte de nadie y si además, mi madre llegaba a enterarse seguro me pegaba por desobedecerla, yo no me cansaba de recriminarme. -Me hubiera quedado adentro, no me hubiera salido. -pero ya era muy tarde para arrepentimientos y el recuerdo de mi padre me venía a la cabeza con cada sollozo que salía de mi garganta y como tantas veces después de su muerte, hable con su recuerdo y le pedí que me ayudara a sobrevivir a esta vergüenza. Esto me consoló un poco y me dormí, Para cuando mi madre llego y me despertó para cenar los ricos tacos que me había prometido, decidí callar y no contarle la enorme vergüenza que sufrí.
Al día siguiente, mi madre me dijo que iríamos a "La Casa" a ver a mi tía Licha ("La Casa" estaba en la Escuadrón 201. Apenas cruzando Ermita Iztapalapa) y la idea de salir de la vecindad me pareció muy grata, cuando casi llegábamos a la esquina vi a una bola de muchachos hacer señas obscenas y piropear a mi madre, a lo que ella respondió mentándoles la madre y mandándolos a la chingada. Ellos de inmediato dejaron de molestar, pero este hecho a mí me puso aún más intranquilo (¿A dónde chingados vinimos a dar?) Quería pedirle a mi madre que nos cambiáramos inmediatamente, quería explicarle que esta gente me hacía sentir miedo, quería contarle mi experiencia en el patio la noche anterior, pero sabía que nuestra economía no nos lo permitía y calle para no mortificarla. Una vez que estuvimos en "la casa" mis temores se desvanecieron y me dedique a hojear revistas y ver la televisión de mi tía y cuando mi madre se despidió porque ya era tarde y tenía que ir a comprar el material, mi tía me regalo cincuenta centavos y con esta fortuna en la bolsa, acompañe a mi mama hasta ermita, donde me pregunto si sabría llegar solo a la vecindad, yo sentí que se me caían los calzones de miedo, pero nada podía hacer, tarde o temprano me iba a enfrentar nuevamente a mis temores y respondí que sí. Nos despedimos y atravesé la avenida como ella me enseñara y me dirigí a la vecindad, cuando a lo lejos vi a los vagos con quien mi madre chocara por la mañana, tuve la certeza de que pasaría problemas, mi primer impulso fue rodearlos, pero no conocía otro camino para llegar a la vecindad y rogando porque no me molestaran continué mi camino. Los ruegos de poco me funcionaron y cuando estaba a unos metros de ellos escuche decir

-¿Que ese no es mi hijo? (Risas) Dile a tu mama que al rato voy, que me espere sin calzones-Mi rabia fue mayor que mi miedo y sin medir consecuencias, respondí

- Chinga tu madre, pendejo
- huyyyyyyy si, se pone bravo el pinche escuintle. Pendejo no puedes con los de tu tamaño....... te hacen chillar y ni te tocaron. ! Pinche escuintle putito ¡
Yo había visto a este wey, pero ¿dónde? ¿Donde había visto a reste wey?! Pues claro, En las quesadillas ¡A mi mente vino el recuerdo de la señora de las quesadillas mandando por refrescos a ese pinche buscapleitos el día que fuimos a ver el cuarto de la vecindad y sabiendo donde pegarle exclame.
-¡Tu pinche madre quesadillera !
Su expresión se deformo de inmediato, y se me fue encima, los madrazos me entraban por todas partes, yo me cubría la cara en lo posible, pero descubría el resto del cuerpo, de pronto sentí que caía y el sobre mi exclamo

-Vas a tragar mierda, hijo de la chingada- y sujetándome el cabello me restregaba la cara contra una enorme cagada de vaca, mientras me ordenaba que abriera la boca y me la tragara. Mantuve la boca firmemente cerrada y cuando sentí en la mano una piedra la sujete y la proyecte con todas mis fuerzas, estrellándola un poco en su mano y un poco en mi cabeza. Un hombre mayor acudió en mi ayuda y varias señoras gritaban por una patrulla. el hombre me lo quito de encima y lo sujeto por los brazos, mientras las mujeres lo recriminaban- ¿No te da pena pegarle a un niño?¡ así serás bueno, pinche encajoso! - Otra persona me ayudo a levantarme y quedamos frente a frente, no tuve tiempo de pensarlo simplemente lo patee en los huevos con toda mi alma, el encajo la patada con solo una especie de pujido y su cara palideció un poco, pero nunca se quejo, se mantuvo callado mirándome fijamente mientras escuchaba las amenazas proferidas por las mujeres-¡Ya estuvo bueno de aguantarte tus chingaderas Rolando, ora si te vas a ir a la cárcel! Pero el hombre que lo sujetaba, lo soltó y el echo a correr atravesando "El Pastito" y dejándonos a todos con un palmo de narices. Recuerdo como una señora agarro a uno de los jóvenes de las greñas y lo cacheteaba mientras le reclamaba-¡Ya te he dicho que no te juntes con el Rolando y no entiendes!
Unas señoras me llevaron a la vecindad y me lavaron la mierda que traía embarrada por todas partes y cuando una de ellas dijo- eres bien machito, ni una lagrima te saco ese pinche verijon- yo me sorprendí de no haber llorado, estaba tan concentrado tratando de sobrevivir que no tuve tiempo ni de chillar y cuando me secaron y pusieron merthiolate en los raspones, pude ver en la cara de los chamacos de mi edad, admiración. Cuando mi madre llego, las vecinas y los niños le contaron lo sucedido y cuando ella me dijo que fuéramos a ver a sus padres para acusarlo yo me negué, le dije que yo no era "Chiva" a lo que una vecina comento - Su hijo es todo un hombrecito ¿Verdad?- La cara de mi madre se ilumino de orgullo, mientras decía- Dios me quito a un hombre, pero me dejo a este otro-y poniéndose seria me dijo - Si ese cabrón te vuelve a molestar, traemos a tus tíos para que le partan la madre. ¿Entendiste?- Esa era la solución, si yo no podía, mis tíos me canso que si le rompían la madre. Y esa noche dormí sin imaginar el vuelco que tomaría mi relación con Rolando al paso del tiempo.

4 comentarios:

  1. excelente mi querido Noé me dejaste pasmado con tu historia y tus dotes de escritor me dejaste picado con el desenlace ahora me la cuentas, jajajaja un abrazo, se me salieron las de san Pedro.

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  2. Excelente historia. Mi papá nos decía lo mismo en cuanto a defendernos, y de no saberlo hacer nos iba a ir peor con él. Lo malo fue que nunca nos enseñó a pelear, ¿tons así cómo?

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  3. Excelente historia, es ese tipo de historia que vives durante tu infancia, es una forma de sobrevivir en estas colonias, donde existen la delicuencia, si no te defiendes te agarran de barquito. saludos y esperamos anciosos el final.

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  4. Cada dia me gustan mas tus historias o vivencias? Aun que eran barrios seguro hiciste buenos amigos. Yo solo convivía con mis hermanos no jugábamos con tantos ninos

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