Se dice que existen realidades paralelas, con las que algunas veces nos encontramos. El Olimpo cayo, cuando los mortales dejaron de adorar a los Dioses, los cuales esperan en algún rincón, débiles y derrotados,a que el ser humano vuelva a creer en ellos, para así recobrar su gloria.
Hay otros seres que por el contrario se ven beneficiados por la falta de credibilidad del ser humano y se mueven entre nosotros, envueltos en una capa de escepticismo, que los hace invisibles a nuestros ojos.
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Era un viernes por la noche. Benjamín, aprestaba su escopeta y los demás triques que utilizaría, para salir de cacería esa noche. Escuchaba atento las palabras de Fulgencio, quien lo acompañaría en su aventura nocturna.
-
- …Si quieres nos
subimos por el camino del rancho y le damos pal Ayaquemetl, vas a ver qué
regresamos bien cargados, más que tu llevas escopeta, nomas le apuntas la
lámpara a cualquier copa de árbol y veras como se quedan los pájaros bien
atolondrados, sueltas el disparo y caen como granizo, el trabajo es
levantarlos, vas a ver.
-
- Por el camino de
la casa de la vieja Macaria ¿Dices?
-
-Por ese mero, por
cierto ¿Cuántos años tendrá la vieja, tu?
-
- ¿Sepa? Desde que
éramos críos, ya la recuerdo vieja.
-
- Ja, Ja, También
yo, parece que por ella no pasan los años.
-
- Y ¿Qué me
dices de su hermana? Quesque mas chica, pero yo la veo igual de anciana que la
Macaria, donde que ni quien las cuide.
-
-Ni falta que les
hace, así como las ves de viejas son bien independientes, todavía levantan
cosecha.
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Macaria, vivía con su hermana Josefa, en una casa de adobe a la salida del pueblo y en esa noche de luna llena, también se aprestaba para salir de cacería. El viejo cuerpo encorvado, avanzo hasta la franja de luz de luna que entraba por la ventana, ahí se encogió y pareció resplandecer con destellos de plata, lentamente se enderezo y dejo ver una mujer totalmente rejuvenecida, sonrió a su hermana y se encamino hacia el exterior.
-
¿Vas muy lejos?-
Interrogo Josefa.
-
Un poco. Tú cuida,
Mañana sales tú.- Ordeno Macaria y continúo su camino.
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La vereda estaba
iluminada por la luna y permitió ahorrar pilas a los cazadores. Un trió de
sabuesos lideraban la marcha, avanzaban de manera errática, olisqueando las
hierbas, pegando carreras cortas y jugando entre ellos. Benjamín miro a lo
lejos, los cerros que coronan el Ayaquemetl y nuevamente se pregunto, si no
serian pirámides enterradas, a buen paso llegarían como en una hora, pero no
creía necesario recorrer toda la distancia, generalmente a menos de media hora
de camino, encontraban una buena cantidad de presas, eran presas pequeñas,
ardillas, coquitas y si bien te iba alguna liebre, en realidad no era tanto la
presa, sino la emoción de disparar un arma de fuego, el gusto de lo furtivo,
era como hacer travesuras de adulto. A sus espaldas, escucho a Fulgencio Decir.
- Traigo tortillas y pulque, si matamos una liebre, nos la comemos en el cerro. ¿Órale?
La idea de encender una fogata y preparar la liebre en pleno cerro, le emociono de inmediato y gustoso asintió, ya se veía como en las películas de la tele, esta tenía que ser una noche maravillosa.
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Macaria, camino hasta el enorme maguey, que se encontraba unos diez metros alejado del camino, entre rocas y una nopalera. Ahí se desnudo, se sentó en una piedra y con ambas manos sujeto su pierna izquierda, tanto por la rodilla, como por el tobillo y en un movimiento rápido y preciso, la separo limpiamente, repitió el proceso en la otra pierna y se levanto apoyada tan solo en los muñones, coloco sus pies en un hueco entre las pencas del maguey que durante tanto tiempo le había servido de escondite. Lentamente camino con un andar bamboleante como de pingüino (Lechuza) y ganando velocidad, abrió los brazos y mientras su cuerpo se poblaba de plumas, agacho la cabeza y comenzó a aletear. En menos de un minuto levanto el vuelo convertida en una lechuza. Plap, plap,plap, sonaban sus aletazos, en el silencio de la noche, mientras la bruja ganaba altitud, rumbo a su primer víctima.
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El sonido golpeo los oídos de los cazadores, como ondas en
el aire. Fulgencio alerto a Benjamín y con un brazo, señalo la enorme ave que
pesadamente volaba en dirección contraria a ellos.
-
¿La ves? – La pregunta de Fulgencio era
innecesaria, la lechuza con su plumaje completamente blanco,contrastaba con el
negro del cielo, haciéndola resaltar a la vista.- ¿Qué diablos es eso?-
Interrogo Benjamín, Temiendo la respuesta de Fulgencio, quien era conocido por
darle un sesgo sobrenatural a cualquier acontecimiento. – Pos parece una
lechuza… Pero por el tamaño, yo creo que es una bruja, tu.- La naturalidad de la
respuesta hizo a Benjamín preguntarse, si lo estaría cuenteando o en realidad
creía en las brujas.
Desde niños ambos hombres habían escuchado
hablar de brujas en los alrededores, pero nunca conocieron a nadie que tuviera
la seguridad de haberse enfrentado con una, asi que todo quedaba en un tema de
conversación muy interesante. Benjamín
escucho a Fulgencio preguntar- ¿Viste de donde salió?
-
Mas o menos, hombre.- En ese instante decidió
ver, hasta dónde podía llegar Fulgencio y propuso- ¿Le damos una buscada?- y
ante la mirada temerosa de Fulgencio, añadió- Dicen que dejan los pies
escondidos por ahí, para poder convertirse ¿No? Quien quita y los hallamos.
- -
¿Y si
Regresa?
-
- La
Matamos, traemos armas o ¿Qué no?- Fulgencio observo seriamente la escopeta de
su amigo y su propia retrocarga y sintió brotar de su interior una seguridad
desconocida.- ¿La traes cargada?- Pregunto a Benjamin.
-
- Seguro- Contesto aquel, Feliz por el rumbo que
tomaban las cosas.
-
Porque esas cosas- Señalando con la cabeza la
escopeta- Son bien tardadas de recargar.
-
No te fijes, yo sé mi cuento y ¿Tu, la cargaste?
-
Hey- Afirmo Fulgencio y añadió.- Si nos la
encontramos, tu disparas primero en cuanto la tengas a tiro, con tu arma es más
difícil fallar, si no le pegas o queda viva… Entonces, yo me encargo.
-
Y ¿Si los
dos le erramos?- Dudo Benjamín, ya más en serio.
-
- Si los dos le erramos… Que dios nos acoja en
su santa Gloria. – Sentencio Fulgencio y Benjamín Sintió el miedo escalar por
su columna vertebral.
-
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La lechuza se elevo en dirección al monte pero a unos ochocientos metros, su vuelo trazo un amplio arco en el aire y se dirigió de
vuelta hacia el pueblo, ubico el jacalón que le interesaba y planeando en
silencio, llego a su objetivo. Se poso en una ventana abierta y observo con
deleite, al joven que yacía tumbado en la cama, lo conocía desde crio y desde entonces,
supo que sería su fuente de vitalidad llegada la hora, durante siglos jóvenes
como él, le permitieron mantener su juventud y nadie se explicaba que
misteriosa enfermedad los aquejaba y menguaba
hasta la muerte, el único síntoma eran aquellos moretones, que llevaban a sospechar que “se los chupa la
bruja” pero no pasaban de rumores, que a
la luz del día perdían credibilidad.
Su víctima parecía esperar
resignado mientras dormía, a su lado su
compañera, mezcla de niña y mujer de apenas unos quince años, se removía
inquieta, como sintiendo la maligna presencia que los acechaba. La bruja volvió
a su apariencia humana y exhalo su aliento en dirección a los jóvenes mientras
se acercaba a ellos, la inquietud desapareció y quedaron inertes, como sedados,
a su disposición. Con total confianza hizo la cobija a un lado, observo con
placer la desnudez del joven, trepo a la
cama y se monto sobre él, con una de sus mutiladas piernas empujo a la
chiquilla, haciéndola rodar hasta el filo de la cama, poco a poco inicio un
movimiento circular de cadera, mientras chupaba ávidamente el pecho masculino
en diferentes partes, sintió como el miembro viril iba creciendo y empujando en
su pelvis y disfruto milímetro a milímetro este progreso, cuando alcanzo su
talla máxima ,la bruja solo se levanto unos centímetros y de golpe se dejo caer
sintiendo como era penetrada, con frenesí se sacudía una y otra vez, haciendo
que la cama amenazara con desarmarse, el joven bajo ella se quejaba quedamente
y ella supo, que el final estaba por llegar, oprimió los músculos de la vagina
con gran fuerza y al mismo tiempo se levanto, logrando con esto succionar de
manera muy efectiva el esperma, que sintió caliente en su interior, se rodo y
con un brazo desplazo el cuerpo de la chamaca, que cayó pesadamente de la cama,
observo el cuerpo joven y musculoso del hombre y calculo que todavía aguantaría
unas visitas mas, los hombres duraban más que los bebes, pero ambos eran
necesarios, para que ella pudiera mantenerse viva. Bajo de la cama y se dirigió
a la ventana, el tiempo que tardo en llegar a esta, fue suficiente para cambiar
nuevamente a lechuza.
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Benjamín y Fulgencio, avanzaron apresuradamente unos
quinientos metros por el sinuoso camino, El desnivel y lo pedregoso,
dificultaban el avance, pero la emoción de la aventura lo hacía más llevadero.
Benjamín se había convencido nuevamente de la improbabilidad de la existencia
de una bruja, pero seguía la corriente a Fulgencio, divirtiéndose con su
credulidad. Para Fulgencio no había duda,
las brujas existían, estaba ante la oportunidad de sacar una de este mundo y no
pensaba desperdiciarla. Se detuvo cuando calculo que estarían cerca de donde
vio salir a la lechuza y buscando alguna referencia, encontro un enorme piru, cuya copa se distinguia de los demas por su forma semicircular, casi perfecta. En su mente revivio la imagen y vio surgir a la lechuza a la izquierda y un poco adelante de ese arbol, se detuvo y cerro los ojos para recordar mejor los detalles, movio la cabeza afirmativamente, estaba convencido de estar en lo cierto. -¿Estas bien?- Pregunto Benjamin-
-Nunca he estado mejor- Respondio Fulgencio y con seguridad. agrego- Esta noche mataremos una bruja, no se nos escapa. Tu buscale por alla y yo me sigo pa adelante- Benjamin dudoso le pregunto- Pero ¿Donde busco?
- Pos no se, donde veas que puede esconderse un par de pies.
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La lechuza volo hasta salir del pueblo y comenzo a elevarse, para ubicar su siguiente destino, a lo lejos observo las luces del pequeño pueblito. La distancia era mucha. como para recorrerla en forma de lechuza, se envolvio en sus alas y se encogio, su cuerpo se precipito rapidamente, pero a tan solo unos metros se incendio, convertido en una pelota, la bola de fuego, se dirigio rapidamente hacia su nueva presa.
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Fulgencio se desesperaba buscando entre las piedras y los arboles, el campo estaba lleno de lugares, donde podían estar escondidos lo pies de la bruja, un par de ocasiones, volteo hacia la nopalera pero de inmediato la descarto, era demasiado expuesta, no era un buen escondite. Volteo nuevamente y vio a Benjamín caminar entre las pencas, maldijo por lo bajo, no tenían toda la noche para buscar, si la bruja regresaba y los sorprendía, ya podían darse por muertos y Benjamín, perdiendo el tiempo en donde no había posibilidades de encontrar nada.
Los pies ocultos, parecían tener vida propia, su piel se erizo al sentir acercarse a Benjamín y comenzaron a temblar al sentirlo cada vez más cerca.
Benjamín divertido, hacia como que buscaba, pero disfrutaba viendo la seriedad con que Fulgencio había tomado el asunto, en realidad creía que podían encontrar una bruja y exterminarla. Lo que se iban a reír los amigos, cuando les contara. Un maguey, a unos cinco metros de distancia llamo su atención, era grande y lucia muy viejo, pero algo en él lo atraía (Ese sería un buen lugar, pa esconder las patas de una bruja) El pensamiento lo tomo por sorpresa, al parecer creía en la leyenda mas de lo que suponía, un tanto precavido se acerco y le pareció ver un ligero movimiento, mentalmente se preparo para ver saltar algún animal pequeño y decidido, asomo por entre las pencas y se encontró a el par de piernas, una de ellas cayo hacia un lado, como si hubiese estado tan sorprendida como el.- Ahh, no puede ser, no puede ser, - Grito y se llevo las manos a la cabeza, retrocedió un par de pasos y sin soltarse la cabeza giro, simulando alguna especie de danza.
Fulgencio observaba como Benjamín se acerco al maguey y una premonicion, le indico lo que estaba por venir, de alguna manera tuvo la certeza de que Benjamín encontraría los pies en ese maguey y con presteza se encamino hacia allá, cuando vio las reacciones de Benjamín echo a correr a toda prisa, ya no había duda, todo era cierto y tenían que ser rápidos, si no querían morir esa noche.
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La lechuza recorría bamboleante, la corta distancia que la separaba del pequeño bebe, que reposaba en una pequeña camita de madera, hecha en casa por su joven padre. Tenía cerca de un mes que la criatura naciera y la bruja la venia acechando desde entonces, el día de luna llena, era el mejor para beber su sangre y combinarla dentro de su cuerpo, con el esperma de su otra víctima, le daría el vigor y juventud necesarios, para sobrevivir por una buena cantidad de tiempo.
Se sentía inquieta, desde hacia unos momentos, pero lo achaco a la cercania de su presa, de repente a su mente llego una imagen borrosa, de la cara de un desconocido, no, no le era desconocido y asomaba entre las pencas. (!Mis pies, Mis pies! Que no toque mis pies) El ave giro bruscamente y antes de dejar el piso, ya estaba convertida en bola de fuego, no habia tiempo que perder, tenia que evitar algun daño a sus piernas y matar a los intrusos.
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Benjamín no acababa de creer lo que sus ojos veían, ahí estaban las piernas de la bruja y se sacudían como intentando alejarse de el, recordó la presencia de Fulgencio y le grito para alertarlo. – ¡Acá están, acá están! Córrele cabron!- Fulgencio llego corriendo y se asomo, efectivamente, ahí estaban las piernas de la bruja. A su mente llego una duda (No las voy a poder tocar) sin embargo, si quería terminar su misión tendría que hacerlo. Busco algo que le permitiera sacarlas del maguey, sin tocarlas y vio una vara, lo suficientemente gruesa y fuerte, con ella empujo una de las piernas y en su mente, escucho un quejido muy lejano, eso no lo detuvo, toda la vida espero ese momento y no permitiría que nada lo detuviera. La pierna cayó al suelo pesadamente Fulgencio la pateo con fuerza, mandándola en la dirección que deseaba. A sus espaldas escucho a Benjamín interrogar- ¿Que les vamos a hacer? ¿Las enterramos?- Una duda lo ataco, pero solo duro un instante- No señor, claro que no. Lo que haremos es quemarlas, pronto préndete una lumbre.
Benjamín parecía moverse en cámara lenta, no terminaba de asimilar lo que estaba sucediendo, observo como Fulgencio llevo las piernas, hasta un claro a puras patadas y ahí acerco dos piedras, de la misma altura para usarlas como muros, entre ellas puso dos ramas gruesas y sobre las ramas apilo hierba y maderitas, ya sin reparos tomo una de las piernas y a pesar de lo desagradable del contacto, la coloco sobre la pira, repitió el proceso y lleno el hueco inferior, con todas las maderas secas que encontró en las cercanías
Las dudas no dejaban de atormentar a Benjamín y Pregunto- Cómo vamos a quemarlas y si ¿No son de una bruja?
¿Quién mas se puede quitar las piernas?- Respondió Fulgencio, con impaciencia-
Fulgencio pidió a Benjamín que retrocediera y lanzo un cerillo encendido, en
cuanto este hizo contacto con la pólvora, esta se incendio violentamente, las
piernas aumentaron sus temblores y comenzaron a arder, las ramitas y la
hojarasca, se prendieron rápidamente y la fogata tomo fuerza.
Un par de días atrás, el padre Tobías, al enterarse de la enfermedad de
Macaria, urgió a sus feligreses a ayudar
a la pobre anciana, se realizaron las colectas necesarias y se acudió por el
doctor del pueblo vecino. La mañana del lunes, se reunieron a las ocho de la
mañana en el atrio de la iglesia y
fueron a visitar a Macaria, para que el doctor la revisara, hicieron el
recorrido sin novedad y al llegar, llamaron varias veces sin recibir respuesta,
temiendo lo peor se animaron a entrar y encontraron a Macaria fingiendo dormir,
esta actuación no pudo mantenerla mucho tiempo y “despertó” para agradecer los
alimentos e intentar convencerlos, de que su enfermedad no era de gravedad y no
necesitaba de un doctor , sentía en su interior como la distancia, entre ella y
su hermana crecía y necesitaba deshacerse de ellos, antes de que Josefa se
alejara demasiado, pero una mancha enorme en la sabana, indico al doctor el
sitio de la herida y haciendo a un lado la sabana descubrió la gran herida, al
acercarse a intentar ver, alguien en el gentío piso la sabana, tirándola de la
cama y Macaria quedo al descubierto. La casita atestada de gente, quedo en
silencio al constatarse que Macaria no tenia pies, de pronto alguien grito- !No
tiene pies! ¡Es la bruja! Y otra voz - ¡Maten a la bruja! Ni el padre, ni el
doctor,pudieron contener a la multitud, entre golpes y maldiciones arrastraron
a Macaria, hasta el exterior de la vivienda y mientras unos la sometían, otros buscaban una cuerda para colgarla. La
bruja herida, débil y asustada nunca logro cambiar de aspecto y abrumada por
los golpes, no pudo defenderse, la colgaron y
al ver que no moría, hicieron una hoguera bajo ella y aun colgada le
prendieron fuego.
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Josefa camino sin parar y pasada media hora, dejo de sentir esos fogonazos, de miedo y rabia, que le llegaban directos del cerebro de su hermana, todo ceso y solo quedo una sensación de ausencia, supo entonces que Macaria estaba muerta y una rabia incontrolable la invadió, juro para si misma cobrar venganza, por la muerte de su hermana y continuo su camino, era necesario encontrar otro hogar.
Basado en leyendas locales de San Juan Tezompa.
14/12/2013
-Nunca he estado mejor- Respondio Fulgencio y con seguridad. agrego- Esta noche mataremos una bruja, no se nos escapa. Tu buscale por alla y yo me sigo pa adelante- Benjamin dudoso le pregunto- Pero ¿Donde busco?
- Pos no se, donde veas que puede esconderse un par de pies.
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La lechuza volo hasta salir del pueblo y comenzo a elevarse, para ubicar su siguiente destino, a lo lejos observo las luces del pequeño pueblito. La distancia era mucha. como para recorrerla en forma de lechuza, se envolvio en sus alas y se encogio, su cuerpo se precipito rapidamente, pero a tan solo unos metros se incendio, convertido en una pelota, la bola de fuego, se dirigio rapidamente hacia su nueva presa.
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Fulgencio se desesperaba buscando entre las piedras y los arboles, el campo estaba lleno de lugares, donde podían estar escondidos lo pies de la bruja, un par de ocasiones, volteo hacia la nopalera pero de inmediato la descarto, era demasiado expuesta, no era un buen escondite. Volteo nuevamente y vio a Benjamín caminar entre las pencas, maldijo por lo bajo, no tenían toda la noche para buscar, si la bruja regresaba y los sorprendía, ya podían darse por muertos y Benjamín, perdiendo el tiempo en donde no había posibilidades de encontrar nada.
Los pies ocultos, parecían tener vida propia, su piel se erizo al sentir acercarse a Benjamín y comenzaron a temblar al sentirlo cada vez más cerca.
Benjamín divertido, hacia como que buscaba, pero disfrutaba viendo la seriedad con que Fulgencio había tomado el asunto, en realidad creía que podían encontrar una bruja y exterminarla. Lo que se iban a reír los amigos, cuando les contara. Un maguey, a unos cinco metros de distancia llamo su atención, era grande y lucia muy viejo, pero algo en él lo atraía (Ese sería un buen lugar, pa esconder las patas de una bruja) El pensamiento lo tomo por sorpresa, al parecer creía en la leyenda mas de lo que suponía, un tanto precavido se acerco y le pareció ver un ligero movimiento, mentalmente se preparo para ver saltar algún animal pequeño y decidido, asomo por entre las pencas y se encontró a el par de piernas, una de ellas cayo hacia un lado, como si hubiese estado tan sorprendida como el.- Ahh, no puede ser, no puede ser, - Grito y se llevo las manos a la cabeza, retrocedió un par de pasos y sin soltarse la cabeza giro, simulando alguna especie de danza.
Fulgencio observaba como Benjamín se acerco al maguey y una premonicion, le indico lo que estaba por venir, de alguna manera tuvo la certeza de que Benjamín encontraría los pies en ese maguey y con presteza se encamino hacia allá, cuando vio las reacciones de Benjamín echo a correr a toda prisa, ya no había duda, todo era cierto y tenían que ser rápidos, si no querían morir esa noche.
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La lechuza recorría bamboleante, la corta distancia que la separaba del pequeño bebe, que reposaba en una pequeña camita de madera, hecha en casa por su joven padre. Tenía cerca de un mes que la criatura naciera y la bruja la venia acechando desde entonces, el día de luna llena, era el mejor para beber su sangre y combinarla dentro de su cuerpo, con el esperma de su otra víctima, le daría el vigor y juventud necesarios, para sobrevivir por una buena cantidad de tiempo.
Se sentía inquieta, desde hacia unos momentos, pero lo achaco a la cercania de su presa, de repente a su mente llego una imagen borrosa, de la cara de un desconocido, no, no le era desconocido y asomaba entre las pencas. (!Mis pies, Mis pies! Que no toque mis pies) El ave giro bruscamente y antes de dejar el piso, ya estaba convertida en bola de fuego, no habia tiempo que perder, tenia que evitar algun daño a sus piernas y matar a los intrusos.
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Benjamín no acababa de creer lo que sus ojos veían, ahí estaban las piernas de la bruja y se sacudían como intentando alejarse de el, recordó la presencia de Fulgencio y le grito para alertarlo. – ¡Acá están, acá están! Córrele cabron!- Fulgencio llego corriendo y se asomo, efectivamente, ahí estaban las piernas de la bruja. A su mente llego una duda (No las voy a poder tocar) sin embargo, si quería terminar su misión tendría que hacerlo. Busco algo que le permitiera sacarlas del maguey, sin tocarlas y vio una vara, lo suficientemente gruesa y fuerte, con ella empujo una de las piernas y en su mente, escucho un quejido muy lejano, eso no lo detuvo, toda la vida espero ese momento y no permitiría que nada lo detuviera. La pierna cayó al suelo pesadamente Fulgencio la pateo con fuerza, mandándola en la dirección que deseaba. A sus espaldas escucho a Benjamín interrogar- ¿Que les vamos a hacer? ¿Las enterramos?- Una duda lo ataco, pero solo duro un instante- No señor, claro que no. Lo que haremos es quemarlas, pronto préndete una lumbre.
Benjamín parecía moverse en cámara lenta, no terminaba de asimilar lo que estaba sucediendo, observo como Fulgencio llevo las piernas, hasta un claro a puras patadas y ahí acerco dos piedras, de la misma altura para usarlas como muros, entre ellas puso dos ramas gruesas y sobre las ramas apilo hierba y maderitas, ya sin reparos tomo una de las piernas y a pesar de lo desagradable del contacto, la coloco sobre la pira, repitió el proceso y lleno el hueco inferior, con todas las maderas secas que encontró en las cercanías
Las dudas no dejaban de atormentar a Benjamín y Pregunto- Cómo vamos a quemarlas y si ¿No son de una bruja?
¿Quién mas se puede quitar las piernas?- Respondió Fulgencio, con impaciencia-
-
¿Pero como vamos a encender la fogata? ¿Con
puros cerillos? Nos vamos a tardar un montón.
-
Traes pólvora ¿Qué no?
Benjamín, Busco en su morral y saco el envoltorio
de pólvora, lo abrió y se lo ofreció a Fulgencio. – Rocíalas de pólvora y luego,
luego vuelves a agarrar la escopeta, porque si nos agarra la bruja, nomas no la
contamos. Estate alerta.
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La bruja era presa de muchas
sensaciones, hacía siglos que no enfrentaba una situación tan peligrosa, pero
cuando las manos de Fulgencio tocaron sus piernas, sintió la peor sensación que
en su vida hubiera experimentado y supo que en esta ocasión estaba más cerca de
la muerte que nunca. La bola de fuego pareció acelerar aun más,
-
¿Y ora? –Pregunto Benjamín.
-
-Ora vámonos corriendo, antes que llegue la
bruja, no quiero ni imaginar lo que nos puede hacer.
-
¿Y si se apaga la lumbre?
- Ya estaría de Dios. Nosotros ya cumplimos.
Una sombra se precipito sobre ellos, Benjamín fue
el primero en verla y con la escopeta en la mano, reacciono disparando antes de
levantarla siquiera, las postas se incrustaron en el suelo y el impulso del retroceso
lo tiro de espaldas. Fulgencio estaba lejos de su arma y enfrento a la enorme
lechuza, únicamente con la rama que sostenía, cuando los sorprendió. La lechuza
no pudo atacar a Benjamín en el suelo, ya que Fulgencio con una rama, se le fue
encima, como bateando en ambos sentidos, era un ataque sin estrategia, a lo
loco, pero no era posible predecirlo y la bruja se desconcertó solo un momento,
un par de aletazos le permitieron elevarse sobre Fulgencio y atacarlo desde
arriba, en su descenso cayo con sus garras en los hombros de Fulgencio y apretó
fuertemente, sintió como sus garras penetraban en la carne de Fulgencio y una sensación
de triunfo la inundo, pero cuando sus
ojos encontraron la fogata, su cuerpo se estremeció de dolor, sintió claramente
las llamas que devoraban sus piernas y soltando a Fulgencio se dirigió a
salvarlas.
El disparo resonó en el monte, la lechuza, giro
en redondo al recibirlo en un costado, una de sus alas se detuvo apenas un
instante, sobre la lumbre y sus plumas se quemaron un poco, pero lo suficiente
para convencerla de huir. Benjamín con el rifle de Fulgencio en las manos, dijo-
No chingues, Ful. Casi te mata por defenderme.
-
Pero tú lo evitaste. ¿Qué no? Ora recárgate tu
escopeta y ponte trucha, por si vuelve.-
-
¿Qué piensas hacer?
-
Voy a atizarle a la lumbre ¿Pos que más?
----------------------------------------------------------------------------------------------------
Dos noticias recorrían el pueblo, la enfermedad
de Macaria y el ataque de la bruja a Fulgencio y Benjamín.
-
Dicen, que quemaron las patas de la bruja, hasta
hacerlas cenizas- Comentaban las comadres
-
Y ¿será cierto?
-
Yo digo que si, viera las rajadotas que tiene el
Ful en los hombros.
-
Y ¿De doña Macaria que se sabe?
-
-Pos nomas que esta bien mala y la Josefa que ni
pa dar razón sirve, esta igual de vieja, pero ya varios cristianos se
organizaron pa juntar dinero y llevarle un doctor.
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Josefa se preguntaba, cuánto tiempo
podría sobrevivir Macaria, sin poder alimentarse, cuando escucho voces lejanas
provenientes del camino, subió un montículo de piedras, para poder tener mejor
vista del camino y vio venir unas veinte personas a pie, acompañando al doctor
del pueblo vecino, la angustia dio paso a un sentimiento de resignación y
bajando del montículo , lentamente se interno en el monte, ya era tiempo de
cambiar de aires, mientras se alejaba, escucho en el interior de su mente, la
voz de su hermana repetir “No me dejes” “No me dejes”, pero continuo su camino
y antes de que los visitantes, llegaran a su casa, ella se había convertido en
una mujer menor de treinta años y continuo su andar sin volver la vista atrás.
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Josefa camino sin parar y pasada media hora, dejo de sentir esos fogonazos, de miedo y rabia, que le llegaban directos del cerebro de su hermana, todo ceso y solo quedo una sensación de ausencia, supo entonces que Macaria estaba muerta y una rabia incontrolable la invadió, juro para si misma cobrar venganza, por la muerte de su hermana y continuo su camino, era necesario encontrar otro hogar.
Basado en leyendas locales de San Juan Tezompa.
14/12/2013
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